lunes, 10 de agosto de 2015

LA ENFERMEDAD ROSÁCEA Y SU TERAPÉUTICA


La rosácea es una enfermedad cuya manifestación principal es la inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos en la superficie cutánea. Se evidencia por sobre todo en mejillas, nariz, frente, pudiendo en los casos más agresivos afectar la vista. Puede aparecer en la niñez o en la edad adulta, aunque en cualquiera de los casos tiende a ser progresiva.


El origen de la rosácea no se conoce. Como en otros trastornos de la piel, puede existir algún componente genético que predisponga a dicha enfermedad. Asimismo, las personas de pieles muy blancas y que tienden a ruborizarse con facilidad podrían estar más expuestas a padecer rosácea.

Los trastornos que puede producir la rosácea son visibles en la superficie de la piel, no en forma constante sino con exacerbaciones y remisiones periódicas. Pueden presentarse uno o varios de los síntomas siguientes:
- Partes de la superficie de la cara con enrojecimiento, que por períodos se hace más notable.
- Aparición de teleagiectasia o arañas vasculares, que son las dilataciones de vasos sanguíneos en la superficie cutánea.
- Úlceras cutáneas.
- Pápulas pustulosas. Si bien pueden semejar procesos acneicos, no es lo mismo la rosácea que el acné vulgaris y/o la dermatitis seborreica.  Mientras que la rosácea presenta inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos superficiales de la piel, el acné es una inflamación de las glándulas sebáceas. Ambos trastornos cutáneos pueden presentarse en forma simultánea. 

- Hipertrofia de la piel de la nariz o rinofima
Estos síntomas suelen acompañarse de oleadas de rubor, picazón, resequedad cutánea, hinchazón, irritación ocular, zonas de la piel engrosadas, poros dilatados.

Todas estas manifestaciones a nivel de la piel no deben rascarse ni frotarse con elementos agresivos, para no provocar mayor irritación y aún infecciones. Asimismo, es necesario utilizar cremas y emulsiones hidratantes adecuadas para la rosácea.

Existen factores externos al organismo que pueden favorecer y agravar un brote de rosácea: exponerse a los rayos solares, el calor o el frío extremos, exponerse por largo rato al viento, permanecer en espacios cerrados muy calefaccionados, los baños con vapores, el agua muy caliente, los productos exfoliantes, las cremas con corticoides, la actividad física intensa, las comidas picantes, las bebidas alcohólicas, el café en forma abusiva. Se pueden tomar precauciones para evitar o disminuir el impacto de algunos de estos factores nocivos.

En el caso de las mujeres, están más expuestas a comenzar a sufrir rosácea a partir de la menopausia. En esta etapa disminuye la producción de estrógeno y progesterona, hormonas que son muy beneficiosas para la piel.

Otra de las causas que pueden provocar brotes de rosácea está relacionada con el estrés emocional. Cuando una persona está sometida por un tiempo prolongado a un esfuerzo físico o psíquico desmedido en el que su organismo no puede dar una respuesta satisfactoria, puede llegar a generar alguna enfermedad, entre ellas la rosácea. Por lo tanto, hay que procurar cuanto antes los estados de relajación mental y corporal.

Si bien la rosácea no debe considerarse grave, si no se controla puede afectar la calidad de la piel.

Al ser el rostro nuestra carta de presentación, muchas personas que sufren brotes de rosácea ven disminuida su calidad de vida. El hecho de verse con aspecto desagradable les provoca retraimiento y los desanima para interactuar con otras personas.

Al considerarse una enfermedad crónica se puede caer en el error de pensar que no hay mucho para hacer. Desde el lado de los tratamientos médicos, suelen utilizarse remedios antibióticos por vía oral y tópicos, tratamientos con láser y dermoabrasión. Tanto las medicaciones como los tratamientos con láser deben ser suministrados por profesionales experimentados en esta patología. Hay que buscar asesoramiento adecuado y recaudar toda la información posible antes de someterse a cualquier terapéutica, ya que la piel puede acusar cicatrices o cambios de coloración.

Existen soluciones naturales para mejorar y resolver los brotes de rosácea. Estas soluciones, que han sido largamente investigadas y probadas, pueden encontrarse en:

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