La rosácea es una enfermedad cuya
manifestación principal es la inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos
en la superficie cutánea. Se evidencia por sobre todo en mejillas, nariz,
frente, pudiendo en los casos más agresivos afectar la vista. Puede aparecer en
la niñez o en la edad adulta, aunque en cualquiera de los casos tiende a ser
progresiva.
El origen de la rosácea no se conoce. Como en
otros trastornos de la piel, puede existir algún componente genético que
predisponga a dicha enfermedad. Asimismo, las personas de pieles muy blancas y
que tienden a ruborizarse con facilidad podrían estar más expuestas a padecer
rosácea.
Los trastornos que puede producir la rosácea
son visibles en la superficie de la piel, no en forma constante sino con
exacerbaciones y remisiones periódicas. Pueden presentarse uno o varios de los
síntomas siguientes:
- Pápulas pustulosas. Si bien pueden semejar procesos acneicos, no es lo mismo la rosácea que el acné vulgaris y/o la dermatitis seborreica. Mientras que la rosácea presenta inflamación y dilatación de los vasos sanguíneos superficiales de la piel, el acné es una inflamación de las glándulas sebáceas. Ambos trastornos cutáneos pueden presentarse en forma simultánea.
- Hipertrofia de la piel de la nariz o rinofima |
Estos síntomas suelen acompañarse de oleadas
de rubor, picazón, resequedad cutánea, hinchazón, irritación ocular, zonas de
la piel engrosadas, poros dilatados.
Todas estas manifestaciones a nivel de la
piel no deben rascarse ni frotarse con elementos agresivos, para no provocar
mayor irritación y aún infecciones. Asimismo, es necesario utilizar cremas y
emulsiones hidratantes adecuadas para la rosácea.
Existen factores externos al organismo que
pueden favorecer y agravar un brote de rosácea: exponerse a los rayos solares,
el calor o el frío extremos, exponerse por largo rato al viento, permanecer en
espacios cerrados muy calefaccionados, los baños con vapores, el agua muy
caliente, los productos exfoliantes, las cremas con corticoides, la actividad
física intensa, las comidas picantes, las bebidas alcohólicas, el café en forma
abusiva. Se pueden tomar precauciones para evitar o disminuir el impacto de
algunos de estos factores nocivos.
En el caso de las mujeres, están más
expuestas a comenzar a sufrir rosácea a partir de la menopausia. En esta etapa
disminuye la producción de estrógeno y progesterona, hormonas que son muy
beneficiosas para la piel.
Otra de las causas que pueden provocar brotes de rosácea está relacionada con el estrés emocional. Cuando una persona está sometida por un tiempo prolongado a un esfuerzo físico o psíquico desmedido en el que su organismo no puede dar una respuesta satisfactoria, puede llegar a generar alguna enfermedad, entre ellas la rosácea. Por lo tanto, hay que procurar cuanto antes los estados de relajación mental y corporal. Si bien la rosácea no debe considerarse grave, si no se controla puede afectar la calidad de la piel. |
Al ser el rostro nuestra carta de presentación, muchas personas que sufren brotes de rosácea ven disminuida su calidad de vida. El hecho de verse con aspecto desagradable les provoca retraimiento y los desanima para interactuar con otras personas.
Al considerarse una enfermedad crónica se
puede caer en el error de pensar que no hay mucho para hacer. Desde el lado de
los tratamientos médicos, suelen utilizarse remedios antibióticos por vía oral
y tópicos, tratamientos con láser y dermoabrasión. Tanto las medicaciones como
los tratamientos con láser deben ser suministrados por profesionales
experimentados en esta patología. Hay que buscar asesoramiento adecuado y
recaudar toda la información posible antes de someterse a cualquier
terapéutica, ya que la piel puede acusar cicatrices o cambios de coloración.
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